Emilio Fernández Romo, nacido en Mineral del Hondo Coahuila un 26 de marzo de 1904, fue un destacado director, actor y productor de cine mexicano, conocido por el mote de El Indio. Fue hijo de un general revolucionario y una mujer descendiente de indios Kikapú, heredando de sus padres el profundo sentimiento de amor por su país, así como las costumbres, las creencias indígenas y pensamientos que lo llevaron a construir su personalidad como un hombre de carácter impetuoso.
Siendo un adolescente un evento fatal lo obligó a huir del país y participar el la Revolución Mexicana, más tarde, ingresó en la Academia Militar y en 1954 se le confirió el grado de Coronel, participando en el levantamiento de Adolfo de la Huerta contra el Gobierno de Álvaro Obregón, fracasó, fue encarcelado y posteriormente se escapó, abandonó el país y se exilió primero en Chicago y más tarde en Los Ángeles, Ganándose ahí la vida como, empleado de lavandería, camarero, estibador, ayudante de prensa y por último de albañil, cerca de los Estudios de Hollywood, circunstancias que favorecieron su incursión en el cine como, extra y doble de estrellas.
En 1928, el director de arte de la Metro-Goldwyn-Mayer, Cedric Gibbons unos de los miembros fundadores de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, superviso el diseño del premio a partir de un boceto en papel, Gibbons tuvo la necesidad de un modelo para su estatuilla, entonces su futura esposa, la actriz mexicana Dolores del Río le presentó a Emilio, renuente al principio Emilio acepto posar desnudo para crear la estatuilla, que hoy en día se conoce como, "El Oscar".
Emilio fue animado por el mismo Adolfo de la Huerta, quien le dijo: México no quiere ni necesita más revoluciones, Emilio, tú estas en la meca del cine y el cine es la herramienta más efectiva que los humanos hemos inventado para expresarnos, Aprende a hacer películas y regresa a nuestra patria con el conocimiento, haz nuestras películas y así podrás expresar tus ideas de manera que lleguen a miles de personas.
A su regreso a México tuvo que ganarse la vida desempeñando nuevamente diversos oficios hasta conseguir un papel en la película Cruz Diablo, dirigida por Fernando de Fuentes, a quien posteriormente asistiría en Allá en el Rancho Grande, después logró el papel protagónico de Janitzio, que se convirtió en una especie de reiteración de sus obras posteriores. En 1941, con el apoyo financiero del General Juan F. Azcárate y el impulso de su amigo David Silva que en ese entonces era estudiante de derecho, filmó La Isla de la Pasión, con la que hizo su debut como director. Fernández filmó María Candelaria, por la que fue galardonado con la palma de Oro en el Festival de Cannes.
Fernández desarrolló su propio estilo que tuvo tal efecto en la industria, que su interpretación del México rural se convirtió en un estándar para la industria del cine, así como también se convirtió en la imagen de México en todo el mundo.